LA EDUCACIÓN POSITIVA
Si a día de hoy nos preguntan a cualquiera de nosotros qué es lo que hemos aprendido de nuestra etapa escolar, lo más seguro es que nuestras respuestas estén enfocadas exclusivamente a los avances en las asignaturas que hemos tenido. Todas estas respuestas reflejan cómo aún la escuela valora únicamente el rendimiento académico de sus estudiantes.
Vivimos en una época de progreso, de información y de cultura, pero, sin embargo, los trastornos de ansiedad o depresión entre los jóvenes se multiplican cada año mientras sus niveles de bienestar siguen exactamente en el mismo punto. La pregunta a la que queremos buscar respuesta es: ¿qué responsabilidad tienen los centros educativos en relación con la salud mental de los jóvenes en edad escolar?
Si pensamos en el tiempo que pasan los estudiantes a diario en el aula, así como la influencia de los primeros aprendizajes en la prevención de problemas psicológicos futuros, vemos como es fundamental incorporar en el ámbito educativo el aprendizaje de estrategias para el bienestar. Debido a esto surge la educación positiva.
''La educación positiva reta al paradigma tradicional de educación a que, más allá de los logros académicos, el bienestar de los estudiantes y su capacidad de vivir una vida plena sean metas educativas en sí mismas'' (Seligman et al., 2009)
La educación positiva tiene como objetivo el desarrollo de competencias para el bienestar emocional, psicológico y social:
- Bienestar emocional: relacionado con mantener un buen estado de ánimo, es decir, buscar siempre un balance óptimo entre las emociones positivas y las negativas.
- Bienestar psicológico: se consigue al realizar acciones coherentes con los valores y las fortalezas personales que implican un compromiso con lo que nos hace sentirnos vivos y auténticos.
- Bienestar social: el buen desarrollo de las capacidades individuales lleva a una vida virtuosa que permite desarrollar nuestro máximo potencial, lo que a largo plazo repercute de forma beneficiosa no sólo en nosotros mismos, sino también en la sociedad que vivimos.
Promover el bienestar en el contexto de la escuela es de gran relevancia debido a que muchos de los hábitos, creencias, comportamientos y actitudes que desarrollaremos a lo largo de nuestra vida se establecen durante este período. Por ello, actualmente, la idea de educar en positivo está teniendo una gran aceptación en el ámbito educativo.
Bibliografía
García Campayo, J., Demarzo, M., & Modrego Alarcón, M. (2017). Bienestar emocional y mindfulness en la educación. Madrid: Alianza Editorial.
Vivimos en una época de progreso, de información y de cultura, pero, sin embargo, los trastornos de ansiedad o depresión entre los jóvenes se multiplican cada año mientras sus niveles de bienestar siguen exactamente en el mismo punto. La pregunta a la que queremos buscar respuesta es: ¿qué responsabilidad tienen los centros educativos en relación con la salud mental de los jóvenes en edad escolar?
Si pensamos en el tiempo que pasan los estudiantes a diario en el aula, así como la influencia de los primeros aprendizajes en la prevención de problemas psicológicos futuros, vemos como es fundamental incorporar en el ámbito educativo el aprendizaje de estrategias para el bienestar. Debido a esto surge la educación positiva.
''La educación positiva reta al paradigma tradicional de educación a que, más allá de los logros académicos, el bienestar de los estudiantes y su capacidad de vivir una vida plena sean metas educativas en sí mismas'' (Seligman et al., 2009)
La educación positiva tiene como objetivo el desarrollo de competencias para el bienestar emocional, psicológico y social:
- Bienestar emocional: relacionado con mantener un buen estado de ánimo, es decir, buscar siempre un balance óptimo entre las emociones positivas y las negativas.
- Bienestar psicológico: se consigue al realizar acciones coherentes con los valores y las fortalezas personales que implican un compromiso con lo que nos hace sentirnos vivos y auténticos.
- Bienestar social: el buen desarrollo de las capacidades individuales lleva a una vida virtuosa que permite desarrollar nuestro máximo potencial, lo que a largo plazo repercute de forma beneficiosa no sólo en nosotros mismos, sino también en la sociedad que vivimos.
Promover el bienestar en el contexto de la escuela es de gran relevancia debido a que muchos de los hábitos, creencias, comportamientos y actitudes que desarrollaremos a lo largo de nuestra vida se establecen durante este período. Por ello, actualmente, la idea de educar en positivo está teniendo una gran aceptación en el ámbito educativo.
Bibliografía
García Campayo, J., Demarzo, M., & Modrego Alarcón, M. (2017). Bienestar emocional y mindfulness en la educación. Madrid: Alianza Editorial.
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