LA IMPORTANCIA DE LA PARTICIPACIÓN DEL ALUMNADO EN LAS DECISIONES
Se sabe que los pequeños y los jóvenes tienen la necesidad
de sentirse y de que los traten como adultos. Esta puede ser la manifestación
inconsciente de lo que están buscando en realidad: que se les dé desafíos,
apoyo, respeto y responsabilidades. Es por ello que los alumnos valoraron mejor
a aquellos profesores que les permiten cooperar, dar opiniones, les estimulaban
y les dejaban ser autónomos. Nosotras en nuestras experiencias educativas no sentíamos que pudiesemos decidir mucho en cuanto a las normas escolares.
¿Cómo ayudar a un profesor/a que quiera involucrar a sus alumnos?
Bibliografía:
RUDDUCK, J. Y FLUTTER, J. (2007). Cómo mejorar tu centro escolar dando la voz al alumnado. Madrid: Morata
La exclusión de los jóvenes en las organizaciones educativas
y de ignorar el proceso de diálogo y decisión se basa en una visión anticuada
de la infancia (seres totalmente dependientes, incompletos, vulnerables y que
progresan gracias a los adultos) y no reconoce la capacidad de los jóvenes de
tomar iniciativas y reflexionar sobre problemas que afectan su vida. Es decir,
esta percepción nos ha hecho subestimarlos. Actualmente muchos temen expresarse
por miedo a represalias o porque la
autoridad se impone. En los centros escolares la participación del alumnado es
casi nula en las normas de convivencia del centro, funcionamiento de las clases
etc; y tampoco son conscientes de que es posible cambiar dichas normas.
En los institutos se reconoce que más de la mitad de los
jóvenes carecen de la capacidad de influir en la calidad de su vida. Los
alumnos no siempre saben cómo dar voz a sus preocupaciones dentro de las
estructuras escolares, y esto ocurre porque nunca le han dado la posibilidad de
decidir. La participación del alumnado es relevante para cualquier mejora,
puesto que son los protagonistas del centro. Deben ser sujetos activos en el
sistema educativo.
Las consecuencias que puede tener este papel de sujetos
pasivos en la vida más allá de la escuela se manifiesta como la actitud de desentenderse de la política, ya que nunca
se les inculca ni se les conciencia en que su opinión importa, ni se les
permite desarrollar su voz, ser críticos y valorar aspectos de decisión. También
se fomenta la manipulación a la hora de consumir, puesto que las empresas se
benefician de esta poca participación, fomentando el consumismo entre jóvenes
utilizando como estrategia publicitaria vender objetos o experiencias que te
hagan sentir adulto, importante, identificado etc.
La educación para la ciudadanía, llevada a cabo de forma
correcta, puede ayudar a los jóvenes a examinar estas cuestiones y fomentar el
interés en la participación.
Ejemplos en los que los alumnos participan activamente en la escuela:
- Colaboración con el profesor: Para satisfacer el problema del ruido en clase, los alumnos propusieron un sistema de voz con colores al director y con sus profesores lo trabajaron con ellos. Estaba codificado por colores y señalaba el volumen adecuado que se debía mantener en distintas ocasiones y ambientes. De esta forma podían ser conscientes de que volumen utilizar en cada ocasión y el hecho de que estuviese pactado y organizado por todos hizo que se respetara la norma más que si fuese impuesta por el profesor.
- Marcar su propio ritmo: Pocas personas traían los deberes hechos, por lo que había un problema. La profesora dio un listado de las cosas que debían hacer en todo el trimestre y los tiempos los iban decidiendo los alumnos. Habían monitores que se encargaban de llevar un control de por dónde iba cada alumno, pero no se les exigía plazos. La realización de las tareas que se enviaban para casa avanzó un 50% y los alumnos estaban más contentos porque ellos podían decidir en qué momento de la semana ponerse a hacer las tareas.
- Elección del profesorado: En un instituto los alumnos eran quienes escogían a los profesores que les darían clase tras una entrevista con los candidatos. Los profesores se quedaron maravillados y sorprendidos con la coherencia que tenían las entrevistas y lo bien llevada que estaban. A su vez, a veces sustituían la entrevista por una clase de prueba. Esto hacia que los alumnos se hiciesen responsables de los profesores y no surgiesen tantos conflictos con ellos y se generaba un mejor ambiente al fomentar la relación profesor-alumno. Además estos se sentían escuchados.
- Preguntas al director: se hacía una rueda de prensa en la que se le preguntaba cosas a la directora. Dichas preguntas sorprendieron a los docentes por lo bien elaboradas que estaban. Cabe decir que los profesores a través de la interdisciplinariedad y el dialogo podían fomentar la correcta realización de estas entrevistas. Un ejemplo real de pregunta fue:
En clase de ciencias, nos han dicho que debemos beber un litro de agua al día. ¿Por qué no funcionan las fuentes?
El carácter institucionalizado de la escuela hace que los
alumnos no se sientan comprendidos y apoyados como individuos. A menudo sienten
la necesidad de salir del anonimato, muchas veces acudiendo a comportarse
indebidamente. (En los centros en los que hay ambiente acogedor y hogareño
suelen haber menos problemas de convivencia). El sentimiento de pertenencia y
propiedad cuando se participa es positivo.
¿Cómo ayudar a un profesor/a que quiera involucrar a sus alumnos?
- Recordar que el miedo y la ansiedad son respuestas naturales
- Empezar poco a poco y aumentar el impulso antes de afrontar cuestiones difíciles.
- Escuchar y observar otros profesores que lo hagan.
- Asegurarse de que la participación sea libre y no coercitiva. Además de fomentar la participación total de la clase y evitar que los más carismáticos se hagan con la elección definitiva.
RUDDUCK, J. Y FLUTTER, J. (2007). Cómo mejorar tu centro escolar dando la voz al alumnado. Madrid: Morata
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